Nada nuevo descubrimos al decir que 2012 ha sido un año marcado por una profunda crisis económica y social. Han sido doce duros meses en los que se ha acrecentado la desigualdad y la austeridad, y se ha retrocedido en el estado del bienestar. A poco que echemos la vista atrás y comparemos, observamos que el nivel de vida basado en el consumo y el endeudamiento ilimitado se ha terminado. La sociedad de consumo que conocimos ya no existe, y lo asumimos con la incredulidad del salmón que retorna al río que le vio nacer y se encuentra con un infranqueable muro donde antes serpenteaba un apacible arroyo.
Abundando en el desamparo, nuestro obstinado empecinamiento en progresar con la premisa del todo vale ha desembocado en una grave crisis ambiental. Si globalizamos esa desigualdad a la que nos referimos con anterioridad caeremos en la cuenta de que ésta es precisamente la causa de la práctica totalidad de guerras, hambrunas, deforestaciones masivas y contaminaciones desaforadas. El deterioro ambiental que estos desastres provocan se traduce en un aumento de nuestra vulnerabilidad como especie, en una escasez de recursos y una erosión tan desmedida que se necesitaría un cataclismo planetario para devolver a la tierra la fertilidad perdida en el fondo de los mares.
El bucle se cierra y gira cada vez más rápido. El capitalismo basado en la explotación de ciertos recursos se colapsa. La oportunidad de refundación de un sistema socialmente justo y respetuoso con el entorno parece una quimera que solo los desequilibrados se plantean posible. A buen seguro, la búsqueda de nuevos recursos naturales que explotar sin remilgos ambientales y la laxitud política permitirán –cueste lo que cueste- seguir corriendo hacia delante hasta el próximo bache.
En este contexto, resulta imposible concebir que un mundo como el descrito sea posible con gente como vosotros, LOS VOLUNTARIOS del Proyecto Ríos. Parece que las cosas son como se describen unas líneas más arriba y esos son hechos que se asumen como indiscutibles. Pero quizá nos cueste más asumir que detrás de los hechos siempre hay PERSONAS responsables de los mismos. Detrás de este informe no hay un gran equipamiento científico, no hay una gran infraestructura logística, ni siquiera una sólida formación académica. Sin embargo, este informe cuenta con un baluarte que ni la mejor multinacional puede implementar en sus productos. Se trata del valor humano que hace posible la briosa continuidad del Proyecto Ríos frente a los embates circunstanciales.
Daros las gracias se hace poco frente a vuestro esfuerzo, por eso queremos transmitiros mediante estas líneas que es posible un mundo mejor con gente como vosotros. Que vuestro entusiasmo sea contagioso es nuestro deseo para este año.
Os deseamos a todos un 2013 lleno de amor, felicidad, prosperidad y disfrute de la natura.