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La otra cara de la inspección de ríos

En el ecuador de la campaña otoñal de inspección, nos gustaría haceros partícipes de una breve reflexión acerca de la importancia de los datos que recogemos los voluntarios del Proyecto Ríos.
Sin duda, lo primero que llamaría la atención a un observador ajeno a este programa, es la diversidad de perfiles que convergen en el esfuerzo de la recogida de datos: grupos de amigos, familias o variopintas agrupaciones cuya ilusión está colectivizada, y cada uno de sus miembros participa activamente en todas las fases del muestreo; estos mismos grupos en los que uno o dos arrastran al resto al río, que disfruta finalmente del entorno fluvial recogiendo bichucos o mojando los pies y disfrutando del entorno; ávidos muestreadores, que les gusta disfrutar de este momento en soledad… Casi tantos perfiles como personas, unidas por algo tan etéreo como el amor a la naturaleza y por algo tan pragmático como unos materiales de muestreo.
Son precisamente esos materiales los que nos permiten unificar, estandarizar y hacer comparables nuestros resultados con los de cualquier otro voluntario, ya sea del río de al lado, del Miño en Orense o del Danubio en Bosnia- Herzegovina.
Por otro lado, los más de cien puntos de muestreo que acogen, dos veces al año, a más de medio millar de personas suponen, con mucho, la red de muestreo fluvial más extensa e intensiva de la región.
La actitud, la proactividad y las ganas de mejorar y afinar en nuestras pesquisas ribereñas son un rasgo distintivo de esta actividad. Mientras que un muestreador profesional se enfrenta al monótono y estresante trabajo de lograr su diario objetivo, nosotros podemos entregarnos con sosiego a nuestra detectivesca función. La formación continua que tenemos a nuestro alcance nos permite alcanzar mayor grado de precisión y detalle, mantiene alto nuestro ánimo y nos capacita para lograr metas más exigentes.
Es cierto que, en ciertas circunstancias, la relajación proporcionada por los singulares entornos en los que discurren los cursos de agua, nos hace ser demasiado laxos en los muestreos. Nos olvidamos de rellenar algún campo de la ficha, nos liamos y cometemos fallos midiendo la velocidad del agua o nos ensimismamos contemplando la evolución de los invertebrados en nuestras bandejas. No importa, no es grave, individualmente el valor de nuestro esfuerzo es relativo. Es el grupo el que fortalece la impresionante base de datos con la que se elabora el informe anual que analiza el estado de salud de los ríos de Cantabria. Así, podemos (casi debemos) entregarnos al hedonismo, porque eso también es Proyecto Ríos.
Finalmente, aprovechamos para recordaros que quedan por delante dos largos fines de semana para que termine la última campaña de inspección del presente año. Gracias por vuestro compromiso y vuestra gozosa entrega.