Se acerca el tardío a los ríos cántabros. Con él, primero el fuerte viento sur, luego el frío y las precipitaciones, incrementarán los caudales de los ríos cantábricos hasta hacerlos infranqueables. Bajarán fríos, veloces, removiendo el sustrato, excavándolo, buscando nuevos caminos en su viejo y siempre joven cauce.
El tardío trae cambios en las riberas, donde fresnos, alisas, salces y avellanos entregarán sus hojas al río, incrementando con ello la cantidad de materia orgánica. Algunas plantas invasoras florecen y helechos, herbáceas y plantas acuáticas parecen desaparecer. En este tiempo las aves migratorias, empujadas por la climatología, cambian de hogar, pues aviones, oropéndolas o alcotanes marcharán hacia África, mientras las poblaciones de garzas, cormoranes o lagunejas se incrementan con la llegada de aves procedentes del continente europeo. Aún más especial es el caso del martín pescador pues algunos ejemplares que crían en Centro Europa vendrá a pasar el invierno y compartir el hábitat con sus congéneres residentes todo el año en Cantabria. Y qué decir de nuestros anfibios y reptiles, muy difíciles de ver a partir de ahora, pues buscarán asubio bajo tierra, piedras y troncos. Los mamíferos seguirán rondando los ríos en busca de comida, delimitando sus territorios de cría y de caza; todos salvo los murciélagos, que hibernarán en huecos de árboles viejos, cuevas, cuadras y en cualquier rendija que les dé cobijo. En el lecho del río los invertebrados han desarrollado su primera fase larvaria desde el verano. Ahora conviven entonces especies e individuos de diferentes tamaños, esperando a la próxima primavera para pasar a adultos y salir del río.
Y es en el otoño cuando toca volver al río, calzarse las botas, coger la carpeta, la red … ¡qué no se nos olvide el termómetro, la cuerda y el tapón de corcho!. Hay mucho que investigar, que volver a descubrir. ¿Volveremos a encontrar los resclaves de la nutria?; ¿Habrán avanzado aún más las plantas invasoras?; ¿Seguirá el fétido colector vertiendo al río?; ¿Habrá más gusarapines y maraballos, o quironómidos y sanquijuelas?. Cada campaña, cada año, todo cambia, y allí estaremos para averiguarlo.
De nuevo, y van doce campañas, cientos de voluntarios os acercaréis a muestrear vuestros tramos, dispersos por todas las cuencas hidrográficas de Cantabria. Vuestra labor es sumamente importante para el conocimiento de nuestros ríos y riberas. En estos seis años, además del valor añadido de estar vinculado a un río, se ha obtenido una valiosa información, y lo más importante es que se pone al servicio del resto de la sociedad. A las múltiples citas de especies protegidas por la legislación, algunas de ellas novedosas, como la presencia de rana patilarga en la cuenca del Pas, se une el potencial para la identificación temprana de especies invasoras tanto de flora -bambú, crocosmia, tradescantia y otras muchas -, como de fauna -visón americano en el Camesa, o galápago de Florida en el Pas. Y qué decir de los más de cincuenta vertidos no controlados identificados en diversos tramos, o el seguimiento y evolución de la calidad del agua y del estado ecológico de los tramos.
Que no decaiga. Este tipo de voluntariado, basado en una metodología científica de toma de datos, está sumamente extendido en otros lugares del mundo desde hace décadas. Así en Inglaterra, Holanda o EEUU, multitud de organizaciones llevan años muestreando ríos, mares, o siguiendo las aves migratorias, hasta tal punto que en determinados casos no existe más información histórica que la obtenida por voluntarios. Por ejemplo la fecha en que una planta determinada florece o en la que una especie de ave insectívora realiza la primera puesta de huevos, son datos anuales que se llevan tomando por redes de voluntarios durante más de un siglo en algunos países. Y estos datos son la base analizada para realizar publicaciones científicas de referencia y poder proponer y desarrollar acciones de conservación y gestión complementarias (y en algunos casos únicas) a las políticas públicas.
El conocimiento del medio natural es fundamental para su conservación y puesta en valor. Sólo se valora lo que se conoce. En la última inspección se obtuvo información sobre más de 80 tramos de ríos en Cantabria. Cada inspección conocemos algo más de ellos pues con cada nuevo dato somos capaces de ‘capturar’ la variabilidad propia de la naturaleza, alejándonos así, dato a dato, de la subjetividad en la valoración de su evolución. Por ello te animamos a que animes a otras personas a acompañarte a muestrear tu tramo de río para tratar de conseguir su implicación, si puede ser, sumándose con un nuevo tramo en la siguiente inspección de ríos esta próxima primavera. ¡Y a disfrutar del tardío!