Quién no ha escuchado alguna vez una noticia del tipo La extinción de las abejas pondría en peligro toda la cadena alimentaria. Es bien cierto que la miel, un excelente nutriente entre otras cosas, puede ser de lo más variado: miel de castaño, romero, olmo, tomillo, brezo, naranjo o azahar, tilo, acacia, eucalipto, lavanda o cantueso, zarzamora, alfalfa, brezo, tojo, bellota, … y hasta la llamada ‘de mil flores’, por lo que a nadie se le escapa el papel relevante que pueden realizar las abejas en la polinización de ciertos cultivos y, por tanto, la importancia de la gestión de las colmenas. Ahora bien, que su desaparición pudiera ‘desabastecer’ de polinizadores a la mayor parte de los cultivos a escala global es antropocentrismo puro. Puede parecer además una desviación intencionada del pensamiento crítico en relación a la gestión de la naturaleza, pues siendo innegable la importancia de la salubridad de las colmenas para mejorar la polinización, gracias a la ‘domesticación’ de una especie Apis mellifera por parte del ser humano y su expansión artificial a lo largo y ancho del planeta, la realidad sistémica es bien distinta, y no depende afortunadamente de una especie domesticada. Veamos.
La diversidad y abundancia de poblaciones silvestres de insectos polinizadores se ha visto drásticamente reducida en muchos paisajes agrícolas, principalmente por el uso masivo de fitosanitarios y otros aditivos químicos. No obstante, aún no estaba claro si esta reducción afectaba negativamente a las cosechas, o si estaba mitigada por las poblaciones de polinizadores manejadas por el hombre como las abejas. Pero un reciente trabajo firmado por hasta 50 científicos procedentes de los cinco continentes ‘cultivados’ ha arrojado luz sobre estas cuestiones.
El trabajo muestra asociaciones universalmente favorables en el desarrollo del fruto en los cultivos relacionados con las visitas de insectos silvestres a las flores en 41 sistemas agrícolas distintos en todo el mundo, demostrando el valor esencial de las poblaciones de estos insectos para la agricultura en el planeta. Por el contrario, el desarrollo del fruto se vio incrementado de forma significativa gracias a la visita de abejas en, únicamente, el 14% de esos sistemas agrícolas. De forma general, los insectos silvestres polinizaron los cultivos de forma más efectiva porque el incremento en sus visitas mejoró el desarrollo del fruto más del doble del incremento equivalente de visitas realizado por las abejas. Más importante aún, las visitas de insectos silvestres y abejas promovieron el desarrollo del fruto de forma independiente. Por ello, las mayores abundancias derivadas del incremento de colmenas suplementaron, y no substituyeron, la polinización por los insectos salvajes. Estos resultados sugieren que nuevas prácticas de manejo para integrar las poblaciones de diversos insectos salvajes, incluyendo por supuesto a las abejas, podrían mejorar ostensiblemente las cosechas a escala planetaria.
Así, la importancia de las abejas como polinizadores sigue siendo crucial, en especial para la polinización de ciertos cultivos. Pero más importante aún es la gestión integrada de los cultivos para eliminar o, al menos, minimizar la incidencia de fitosanitarios sobre las poblaciones silvestres de insectos, precisamente uno de los elementos clave de la custodia agraria.
Referencia: Garibaldi LA y 49 autores más (2013). Wild Pollinators Enhance Fruit Set of Crops Regardless of Honey Bee Abundance. Science. 339: 1608-1611