El invierno no terminaba de llegar. Mirábamos a las montañas, esperando que se tiñesen de blanco; escuchábamos los ríos, esperando que rugiesen cargados de agua; esperábamos el olor de la leña quemándose en las chimeneas, …Tendrá que nevar, repetíamos. Tendrá que llover, escuchábamos. Tendrá que hacer frío, comentábamos. Pero el invierno no terminaba de llegar. Y cuando ya esperábamos la primavera tras un invierno ausente, ahora la estampa es más propia del periodo invernal que del primaveral.
El cambio climático es un hecho. Cada año que transcurre es más fácil sentirlo a nivel local. Y el sentir general, se evidencia de una manera clara en los datos recogidos por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).
El año 2023 se trató del segundo año más cálido desde el comienzo de la serie en el año 1961, por detrás del año 2022, y del sexto más seco. Y en concreto, el mes de diciembre fue cálido (temperatura media sobre la España peninsular de 7,5 °C, valor que queda 0,8 °C por encima de la media), y muy seco (precipitación media sobre la España peninsular de 33,4 mm, valor que representa el 46 % del valor normal del mes).
Y en esto reside la importancia de la recogida de datos. Poder demostrar científicamente que la percepción de un cambio es una realidad. Gracias a Proyecto Ríos, muchas personas voluntarias llevan 16 años tomando datos para completar su serie. Datos que sin duda tienen un valor incalculable para dibujar la evolución de nuestros ríos y riberas.