El nombre, tomado de una palabra cántabra sinónima de camino, expresaba la principal intención que quería desarrollar el grupo de amigos que fundó la asociación.
La meta de la conservación, buscada desde hacía décadas por un saludable movimiento social en nuestra región, incluía desde su origen la peculiaridad de integrar a las personas en los procesos de planificación y gestión de los recursos comunes. Esta idea ha marcado toda la trayectoria de la asociación, suponiendo el diseño de programas de acción con las personas (propietarias de territorios, usuarias o gestoras) en las que se han tenido en cuenta distintas percepciones, opiniones y puntos de vista.
Todo ello ha fructificado en la ratificación de acuerdos, superando las meras consultas y enriqueciendo un interesante proceso que no estamos acostumbrados a transitar, teniendo más generosidad en la toma de decisiones. Somos conscientes que este no es el camino más sencillo, pero permite construir ciudadanía, empoderar a la gente del medio rural, sobre todo, pero también del urbano, que forma parte de los sistemas biológicos que tanto anhelamos cuidar, proteger y conservar.
En estos diez años hemos desarrollado metodologías de éxito en la conservación del medio natural, impulsando iniciativas en las que hemos combinado la educación ambiental, la ciencia ciudadana, la custodia del territorio, la investigación y la participación ciudadana. A través de estas líneas de acción son muchos los logros conseguidos, entre los que queremos destacar tres. En primer lugar, mantener vivo el Proyecto Ríos, un programa de ciencia ciudadana y voluntariado que permite que la sociedad participe en la generación de conocimiento sobre el estado de los ríos y sus riberas y se involucren en su conservación; en segundo lugar, conseguir formar parte del movimiento, liderado por la Asamblea Antifracking de Cantabria, que pudo detener, mediante la presentación de alegaciones, un proyecto de fractura hidráulica en la zona occidental de Cantabria y; en tercer lugar, desarrollar un programa de custodia fluvial en convenio con la Confederación Hidrográfica del Duero, en Cantabria y Palencia, gracias al que se mejoró la continuidad fluvial del río y su biodiversidad.
Red Cambera nació en la primera crisis económica del siglo XXI y ha cumplido 10 años en plena pandemia global. En ambas ocasiones, las lecciones que hemos aprendido nos hacen reflexionar sobre la necesidad de aunar esfuerzos, de establecer vínculos cooperativos y de apoyarnos mutuamente para avanzar en la consecución de objetivos comunes.
La conservación de la naturaleza continúa siendo nuestro principal objetivo. Por eso seguimos trabajando día a día, mantenien- do nuestra ilusión y principios. Nuestra trayectoria nos ha permitido aprender y ya pensamos en mejorar el futuro, impulsando acciones para conocer y mejorar las poblaciones de anfibios de la Cordillera Cantábrica, involucrando a la sociedad en la conservación de sus ríos y riberas, e investigando y poniendo en marcha nuevos métodos para favorecer la adaptación al cambio climático, sin duda, nuestro principal reto como humanidad.