Las poblaciones de anfibios se encuentran gravemente amenazadas a nivel mundial por una serie de factores, como son la pérdida de hábitat, la introducción de peces, cangrejos o tortugas en sus lugares de reproducción, el cambio climático o las enfermedades (hongos y virus principalmente). Su participación en los ecosistemas es muy importante por ser unos grandes consumidores de invertebrados, tanto en su fase larvaria como adulta, siendo controladores incluso de plagas, además de ayudar a mover nutrientes de un ecosistema terrestre al acuático y viceversa.
La Península Ibérica no es una excepción a todos estos acontecimientos citados al principio y las poblaciones de anfibios se encuentran en un acusado declive en la mayoría de localidades. Poco importa si un determinado lugar que cuenta con la presencia de anfibios está protegido o no, como sucede en el Parque Nacional de Picos de Europa, donde las poblaciones de este grupo animal están desapareciendo a consecuencia del terrible “ranavirus”, que está afectando de manera importante a especies como tritón alpino, sapo partero común, sapo común y rana bermeja y a lugares tan emblemáticos como los pozos de Lloroza (Price et al., 2014).
Por si ello fuera poco, un nuevo hongo letal ha llegado a Europa desde el continente asiático, recalando en Europa a través del comercio de especies animales utilizadas como mascotas. Es un hongo que afecta a las poblaciones de tritones y salamandras, que en Holanda y Bélgica está causando mortalidades cercanas al 100 % en estas especies, allí donde se diagnostica. Este hongo es similar a otro descrito en 1998 en poblaciones de anfibios en la Sierra de Guadarrama y que en 1999 casi terminó con algunas especies en dicha localidad.
Ante esta situación, se hace necesario promover medidas que favorezcan la conservación de las poblaciones naturales de anfibios, medidas de carácter local como proteger y recuperar los puntos de reproducción y crear alguno nuevo allí donde sea preciso, además de controlar la presencia de especies exóticas que depredan sobre estas especies y que además alteran todo el equilibrio de los ecosistemas (cangrejos de río, peces alóctonos, tortugas, etc). Pero también se exigen medidas de carácter global, como prohibir de una vez por todas el comercio de especies exóticas de fauna como animales de compañía y realizar un esfuerzo por parte de las diferentes administraciones en controlar y erradicar la presencia de enfermedades contagiosas, cuya expansión está relacionada casi siempre con las actividades humanas.
Para nuestro colectivo los anfibios han sido siempre una prioridad, desde el comienzo de nuestra actividad. En este sentido el primer acuerdo de custodia del territorio que firmamos con un propietario de terreno en Luriezo (Liébana), fue para construir una charca de reproducción para anfibios, donde hoy en día habitan especies como salamandra común, tritón palmeado y rana bermeja. En esta línea, a lo largo de este otoño estamos realizando con voluntarios labores de mejora del hábitat de reproducción de anfibios en el Parque Natural Saja-Besaya, dentro de Programa Provoca del Gobierno de Cantabria, instalando rampas de acceso y salida en abrevaderos de nueva construcción y retirando el limo en otros más antiguos casi colmatados. El reto que tenemos con la conservación de este grupo animal es muy importante.
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REFERENCIA
Price et al., 2014. Collapse of Amphibiam Communities Due to an Introduced Ranavirus. Current Biology.