Hermano, no es suficiente declarar que defenderemos la Naturaleza, escribir libros y dar conferencias en su defensa, precisamos volvernos árboles, cóndores, alpacas, encarnando la libertad, la naturalidad, la inocencia, la voluntad, la paciencia, el entusiasmo, las ganas inaguantables de vivir. Precisamos vivir lo que sabemos, observarnos con atención para no caer en automatismo que, fruto del condicionamiento a que fuisteis sometidos reactiven al robot y asfalten tu corazón sepultando tu capacidad intuitiva, esclavizándote a la razón. Vivir naturalmente, trascendentalmente, reverentemente; vivir amorosamente, humildemente, humorísticamente, VIVIR, porque vivir plenamente es el camino a la vida, a una vida que incluye todo.
Cuando vivas de la mano con la Pachamama, entonces tus palabras en defensa de la Naturaleza se revestirán de poder, pues todo el Universo estará contigo y tu vida, incluso silenciosa, será un contundente testimonio a favor de la Naturaleza. Sólo quien vive en el Chejpacha* es un aporte real, la vida de los demás es una grotesca caricatura y su palabra una apestosa e intrascendente sonoridad desprovista de poder. (…)
(…) Nuestros hermanos de la selva dicen: Si quieres cruzar el río lánzate al agua sin temor a mojarte y no te limites a soñar con la otra orilla; sólo el que se atreve y con pétrea voluntad persiste, sólo el que hace de cada acto una obra de arte, una suprema creación incluso de lo más pequeño, llega a la orilla del conocimiento sin ser arrastrado por la corriente de la soberbia o la intrascendencia. Entonces el instante y la eternidad se fusionan en perenne abrazo y pasan a ser lo mismo, entonces quien pierde el instante, pierde la vida.
Luis Espinoza (Chamalú). Ecología Chamánica (Kaypacha). Ed. Obelisco. BCN, 1991.
*Chejpacha: Órden Cósmico.
Luis Espinoza (Chamalú) es Indio Quechua, heredero de la tradición iniciática Andina. Líder espiritual del Movimiento Pachamama, realiza Seminarios vivenciales de Chamanismo Andino en la selva y en los Andes, en los lugares sagrados y de poder, donde sus antepasados realizaron milenarias ceremonias.