En estos tiempos de locura colectiva donde presenciamos un genocidio en directo, sentimos la necesidad de hacer pública nuestra oposición y rechazo a lo que está ocurriendo. Lo hacemos por pura humanidad y porque sencillamente es algo que jamás debería suceder.
Nos hemos ido acostumbrando a vivir dentro de un modelo que depreda el territorio, donde la naturaleza es la gran olvidada. Pero aún más duro es convivir con un modelo depredador de vidas humanas.
Aunque esta situación nos supera a todas, intentamos seguir avanzando a pequeña escala. Dedicamos cada vez más esfuerzo en la dimensión social de nuestro trabajo, donde las personas sean las protagonistas, siendo partícipes en la toma de decisiones e influyendo en la gestión de su propio territorio, mejorando así los procesos de gobernanza y participación ciudadana desde una mirada ecosocial para favorecer otros muchos procesos relacionados con el bienestar de las personas y de los ecosistemas naturales donde habitan. A veces no parece suficiente. Otras, en cambio, somos conscientes del gran impacto que generamos.
Esperamos que la llegada del otoño invite a reflexionar, a mirar hacia adentro y ayude a generar un proceso de transformación social necesario a todos los niveles.






